Para Daniel Juárez Green,
El 29 de Noviembre del 2015 recibí la
peor llamada de mi vida, segundos después la peor noticia. Hoy, un
año después, todavía no he conseguido calcular la distancia que
existe entre dos personas si no se pueden ver, cuando no sabes dónde
está una de ellas ninguna fórmula matemática consigue ayudarte. Si
fuera cuestión de kilómetros los recorrería, pero no es el caso.
He llegado a la conclusión que al no poder obtener un resultado la
respuesta es cero, no existe distancia entre nosotros.
Sé que no existe distancia entre
nosotros porque te sigo sintiendo aquí conmigo, aunque muchos días
me gustaría poder coger el teléfono y llamarte para preguntarte
dónde estás y aunque muchos otros me pierda entre los cajones de mi
cerebro para reproducir de nuevo tu voz. Es cierto Dani, no me cabe
duda que tu energía sigue entre mi saco de huesos pero no puedo
negar que me muera por volver a ver tu sonrisa.
A esto me refiero cuando digo que no
todo lo podemos conseguir con dinero, daría todo el que tengo para
que vuelvas y aún así no podría conseguirlo, ni yo ni cualquier
millonario. Pero por otro lado, me haría rica al volver a verte o
escucharte. Tengo ganas de abrazarte.
Estos días son muy difíciles, no te
imaginas lo bien que atas los nudos de mi garganta. Lo son aún más
para esa familia tan maravillosa que tienes, de personas tan
increíbles tú no podrías haber sido menos. Tienes unos padres con
el corazón tan grande que consiguen abarcar parte de Marte, unas
hermanas y cuñados que te adoran con tan solo recordarte, un sobrino
que con solo dos añitos ya es capaz de hacernos sonreír a todos en
los peores momentos y también nos sigues teniendo a nosotros, tus
amigos estamos más unidos que nunca porque también sabes atar muy
bien los corazones. Todos te echamos mucho de menos, no te puedo
decir que has dejado un vacío porque has dejado muchos.
Te vamos a recordar hoy todos juntos,
lloraremos a solas o codo con codo pero también vamos a sonreír
mirando hacia todos los lados por si se te ocurre aparecer por alguno
de ellos. Espero que te gustara tanto como a nosotros la carrera que
hicimos por ti el pasado domingo, cuida mucho esos dorsales que no
queremos que nos dejes sin prueba de ello.
Lo siento, no quiero aburrirte más
pero necesitaba desahogarme como tú me enseñaste, a decir y hacer
todo lo que quiera cuando así lo sienta. Pronto también publicaré
mi libro en tu nombre, si alguna vez planto un árbol no dudes que
también lo tendrá pelocho. Te llevo conmigo en cada aventura como a
ti te gustaría.
Quería que lo supieras, te siento
conmigo pero te echo mucho de menos.
Te voy a querer siempre,
Laura.