Unos los llaman sentimientos, a mí me
gusta llamarles burbujas. Quizás no entendáis el por qué, este es
bien sencillo. Parece ser que cuando sentimos algo diferente nuestro
cerebro es capaz de almacenar ese momento en forma de recuerdo, ya
que cada recuerdo está forzosamente ligado a un sentimiento. No
existe recuerdo sin sentimiento. Estos recuerdos los concibo a modo
de burbujas porque muchas veces somos capaz de explotarlas, casi
siempre cuando alguno de nuestros cinco sentidos puede percibir algún
estímulo que tenga relación con este recuerdo-momento-sentimiento.
Así es, con nuestra vista explotamos
burbujas gracias a las fotografías, lugares, personas u objetos. Al
igual que el tacto al recordar texturas, con el gusto al saborear, el
olfato por su parte nos transporta a aquellos lugares que deseamos si
conseguimos cerrar los ojos y separar las moléculas de polvo en
nuestros pulmones. Pero esta vez me gustaría decantarme por un
sentido, el oído, este último no solo consigue explotar burbujas
sino que consigue crearlas, transformarlas y decorarlas.
Lo cierto es que no sabría explicar el
poder que tiene una canción, en definitiva la música en sí. A su
vez, nos hace recordar a personas, momentos, lugares, experiencias,
consigue crear nexos inseparables que nunca dejan de vivir en
nuestras burbujas, ya que con solo escuchar tres notas de la melodía
que algún día conformó una burbuja sin necesitar ningún miligramo
de jabón es capaz de transportarnos a nuestros recuerdos. Muchas de
las veces estos recuerdos no son de los más agradables, pero la
música nos abre la puerta para que adentremos un poco más en ellos,
consigamos reflexionar, relajarnos o bien excitarnos, para
transformar ese recuerdo y hacernos fuertes ante este, consigue que
lo decoremos de manera positiva, consigue que aprendamos de nuestras
vivencias o bien consigue que nuestras memorias sigan vivas en busca
de la felicidad, ya que si tenemos en mente buenos recuerdos con una
canción esta nos incitará a revivirlos, a tratar de buscar
situaciones semejantes.
Una terapia, una ventana hacia la
expresión corporal, un arco hacia los sentimientos, un suspiro hacia
lo más profundo de nuestro YO, creadora de sonrisas y lágrimas,
profesora de gimnasia cerebral. Definitivamente, la música es la
mamá abstracta que todos queremos , la que nos ayuda a entender un
poco más cómo funcionan nuestras emociones, enseñándonos a crecer
en un mundo paralelo, en el cual es tan importante saber gobernar lo
tangible como las emociones más internas.
No lo digo yo, está comprobado que al
escuchar música nuestro cerebro segrega unas sustancias que tienen
relación con la felicidad. Al ser esto cierto, llego a la conclusión
que nosotros mismos podemos producir felicidad. Cuando no tengamos
música para pulsar el PLAY quizás ese botón que buscamos
simplemente está en nuestro interior, debemos pulsarlo, porque en
momentos como esos en los que no tenemos música tenemos que ser
capaces de crearla, bien podemos cantar o mejor aún ser capaces de
ser los patrones de nuestros recuerdos utilizando el sentido que me
falta por nombrar, el sexto sentido.
La música nos guiará el camino hacía
las directrices de nuestras emociones, para que en los peores
momentos de nuestras vidas nos alejemos de las malas vibraciones y
nos acerquemos a las buenas vibraciones que la melodía nos ofrece.
Llegará un momento que, escuchando canciones o sin escucharlas,
habremos aprendido que existen cualidades que no se pueden tocar pero
ahí están, que aquello que no se ve también tiene un director de
orquesta. Solo nuestro cerebro tiene la capacidad de decorar cada
semiesfera de nuestras queridas burbujas.
En todos los sitios hay música, en
cada golpe, en cada choque de manos, en cada gota de agua que viaja
por el mar y cae en la lluvia, hasta en la hormiga que intenta
escalar una montaña de tierra y empieza a deslizar sus piernas de
alfiler dejando atrás pequeñas moléculas, también en el aire que
se escapa de tu risa, sin olvidar cuando tragas un poco de saliva o
cuando empiezas a rozar tus labios.
Para acabar, me gustaría rendir
homenaje a todas aquellas personas que se dediquen o se hayan
dedicado a la música, les envidio porque la mayoría de ellas saben
gobernar al cien por cien su mundo interior. Gracias Bob Marley por
convertir tus duras y críticas reflexiones en blandos y dulces
algodones de azúcar. Gracias John Lennon por tus frases tan sabias.
Gracias Fito por animar los días de lluvia y enseñarnos a vivir sin
prisas. Gracias Adele por añadir parachoques a mi burbuja de amor.
Gracias al Rock por haberme hecho vivir momentos tan intensos en el
trabajo. Gracias a cada canción que me hizo llorar, ya que asentó
mis sentimientos; también sonreír, ya que me recordó que las
personas, los momentos y los sentimientos que seguimos recordando
seguirán vivos en nuestra memoria aunque nuestra vista ya no los
alcance. Gracias por haberme hecho bailar tanto, sacar mi lado más
sensual y a la vez tan payaso. Gracias a la música por llenar mi
cerebro de burbujas con tantos colores, sabores y tamaños.
Correo
para cualquier sugerencia: lauranocete@gmail.com
Instagram:
@laura_npellicer
'' Ella me enseñó a llorar y reír a
la vez, ahora entendí que fui yo la que dirigía mis sentimientos
con aquellas notas. ''
L.
ENGLISH
Someone call it feelings, I like to
call it bubbles. Perhaps you don't understand why, this is simple.
There seems that when we feel something different our brain is
capable of storing the time as I recall, because each memory is
necessarily linked to a feeling. There is no memory without emotion.
These memories conceive how the bubble because we are often able to
exploit, usually when one of our five senses can perceive a stimulus
that it's relevant to this memory-time-feeling.
That's right, our view exploit bubbles
through photographs, places, people or objects. As touch remembering
textures, with taste behind savor, smell in turn takes us to places
we want if we can close our eyes and separate molecules of dust in
our lungs. But this time I would like decantarme a sense, the ear,
the latter not only gets Bubble because it getting create, transform
and decorate them.
The truth is that I couldn't explain
the power of a song, ultimately the music itself. In turn, reminds us
of people, times, places, experiences, manages to create inseparable
connections that never cease to live in our bubbles, because just
hearing three notes of the melody that someday formed a bubble
without requiring any milligram Soap is capable of transporting us to
our memories. Many times these memories aren't the nicest, but the
music opens the door for walking a little more on them, get to
reflect, relax or excite, to transform this memory and with this we
become strong, it's makes decorate positively, get to learn from our
experiences or get our memories remain alive in search of happiness,
because if we have in mind fond memories with a song that will prompt
us to revive, we would try to find similar situations.
A therapy, a window to the body
language, a bow to the feelings, sigh into the depths of our self,
creator of smiles and tears, cerebral gymnastic's teacher.
Definitely, the music is the abstract mom that all want, which helps
us understand a little more like our emotions, teaching us to grow in
a parallel world, which is so important to know what tangible govern
the innermost emotions work.
Not me, there's proven that listening
to music our brain secretes substances that are related to happiness.
This being true, I conclude that we ourselves can produce happiness.
When we have music for pressing the PLAY perhaps that button we seek
is just within us, we must press it, because in times like these
where we haven't music we must be able to create it, we may well sing
or even better be able to be patterns of our memories using the sense
that I lack, the sixth sense.
The music will guide us the way to our
emotions guidelines, so that in the worst moments of our lives we get
away from the bad vibes and we get to the good vibrations that the
melody offers. There will come a moment, listening to songs or not
listen, we have learned that there are qualities that couldn't be
touched but there, that what is not seen is also a conductor. Only
our brain has the ability to decorate each hemisphere of our beloved
bubbles.
Everywhere there is music in every
shot, every clash of hands, every drop of water that travels by sea
and falls in the rain, even in the ant trying to climb a mountain of
earth and begins to slide his pin legs leaving small molecules, also
in the air that escapes from your laughter or when you start rubbing
your lips.
Finally, I would like to pay tribute to
all whose are dedicated to music, envy them because most of them know
how to govern one hundred percent his inner world. Thanks Bob Marley
for converting your hard and critical reflections on soft and sweet
cotton candy. Thanks John Lennon for your so wise phrases. Thank you
Fito for encouraging rainy days and teach us to live without haste.
Thanks Adele for adding bumpers on my love's bubble. Thank you Rock
for making living me intense moments at work. Thank to every song
that made me mourn, because it settled my feelings; also each song
wich it produces me smiles, because it reminded me that people,
moments and feelings that we still remember they will live in our
memory even, though our view no longer reach. Thank you so much for
making me dance, make me more sensual and yet so clown. Thanks to the
music for filling my brain with a lot of bubbles with so many colors,
flavors and sizes.
Mail to any suggestion:
lauranocete@gmail.com
Instagram: @laura_npellicer
'' She taught me to mourn and laugh at
once, now I understood that I was the one who led my feelings with
those notes. ''
L.
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